martes, 30 de julio de 2013

Sinceramente es muy fácil hacer una presentación de capitanes, al menos por lo visto el pasado Sábado en Mutxamel,
¿qué se necesita?... más fácil aún,¿qué tenemos? un lugar espacioso, bien iluminado o que pueda acoger una infraestructura de luz y sonido lo suficientemente potente para adornar, o mejor dicho acompañar de manera efectiva pero sin deslumbrar con efectos artificiales de Luz y Sonido (para eso ya está Walt Disney), ¿alguna cosa más?, un equipo de gente que sepa moverse a la ordén de un director de escena, unos ballets que sepan seguir la música, unas presentadoras ágiles y profesionales que sigan el guión, personas curtidas en montar y desmontar un escenario, colocar sillas y mesas con celeridad y que repartan bien el espacio, ¿algo más? Si , también especialistas en protocolo, no queremos herir susceptibilidades con políticos ni con la Comisión de fiestas, que ya sabes...encargar un catering,
que satisfaga a todos pero sin ser una cosa pesada y pantagruélica, despúes no podemos olvidar que tenemos poco tiempo y sólo podemos hacer un par de ensayos como mucho; bien veamos la lista de los implicados, tenemos estudiantes de bachiller, albañiles, jardineros, algún empleado de banca, jeje, vendedores, un herrero, electricistas, funcionarios, - mira aquí si que trabajan jiji, algunos con estudios superiores -¿de audiovisuales? .- No Arquitecto diseño gráfico, empresariales , filología, biología, ya sabes.-¡pués no se yo! , a ver dependientes panaderos, conductores. Bueno, ¿y la música? ¿Algo de trihop, jungle, soul, Rock, R&B?,... no,no la banda del pueblo
, -¿seguro?- claro si son unos fieras, además “sólo” es música festera. Pues bien a ver ¿cuánto te va a costar?, -nada, ¿cómo que nada?, -bueno,si, sudar la gota gorda preparando y desmontando el escenario, las sillas, las mesas, coordinar las luces, preparar la ambientación , reuniones y reuniones para el guión , las colaboraciones, medir los tiempos, convencer e implicar a las comparsas, presidentes, acompañantes, reunirte con la banda, aunque “sólo sea música festera”, atender las posibles sugerencias, mantener la moral alta de un equipo de personas que hacen ésto por cariño a la fiesta y a su pueblo, pasar notas de prensa, repasar los detalles a la hora de entregar obsequios, reconocimientos, imprevistos de ahora si y luego no; no cabrear a la gente con demasiadas reuniones, más reuniones, insistir en que sean puntuales, tener claro que si y que no y después rponerle algunas velas a la Virgen y al Salvador para que todo vaya rodado, así pues... Señores es cómo una presentación de Capitanes se monta en Mutxamel , Gracias ¡sois fantásticos!

martes, 9 de julio de 2013

COMENTARIO AL ESCRITO DE D. MANUEL CASTELLÓ RIZO
A D. Manuel Castelló no le falta razón, pero vayamos por partes que el artículo tiene mucha enjundia para una breve respuesta.

    1. Las bandas de hoy en día poseen mas y mejor material que antaño, músicos mejor preparados, revisiones editoriales de mas calidad, mas instrumentos.

    2. D. Manuel conoce perfectamente la composición y la dirección, pues ha dirigido hasta hace poco la banda mas premiada en certamenes de España, si no me equivoco, así como la composición, sin embargo hace hincapié en los jóvenes directores, éstos, han salido de nuestros conservatorios, o de conservatorios extranjeros, ¿qué se les enseña?, ¿por qué se denosta esas transcripciones orquestales? tan admiradas antiguamente, ¿es exclusivamente un problema de visión de los jóvenes directores?, los que empezamos a peinar canas hemos vivido esa transición de “todo zarzuela” y transcripciones orquestales a obras de Jan de Haan, Johan de Meij, Alfred Reed y por citar nacionales Oscar Navarro, Jose Alberto Pina , etc.

    3. Hemos perdido la exclusividad de los músicos en nuestras bandas; con el tiempo las ofertas de participar en otras agrupaciones artísticas como orquestas residentes, grupettos, u otras formaciones de una mayor profesionalidad, que la de unos pertenecientes a una sociedad musical, con ello , quizá y sólo quizá, la identificación de antaño del músico con su banda se ha resentido.

      Sin embargo , parece que D. Manuel otorga la culpa a los Directores jóvenes, quizá sea sólo eso, un problema de juventud e inexperiencia, puesto que en las bandas profesionales, si se retoman esas partituras y se ejecutan con una cierta continuidad al menos por lo que suelo leer de las bandas municipales de Valencia, Madrid, Alicante y la Banda Real que son las que más sigo.
      Recuerdo también en un encuentro muy entrañable con D. Manuel Berná (q.e.p.d) en el que protestaba por esta deriva hacia músicas tan prosáicas e inertes de los compositores foraneos y del poco caso a los propios compositores, su emoción al cantar los primeros compases de “Suspiros de España” lo decían todo. En fin parece ser desde mi humilde visión que a los jóvenes conductores de banda no les entra en la cabeza esto de seguir con Mahler, Soutullo, Falla y Serrano, quizá sea cuestión de tiempo y de que algún día alguien entre el público grite - “menos modernismos”

Esta tarde he escuchado cantar a un coro de un pueblo, y quizás por la ausencia del maestro de coro o por no haber ensayado suficiente y, pese a estar perfectamente afinados no formaban un conjunto homogéneo, es decir, se distinguía a la legua las diferentes voces, no ya de los distintos grupos, sopranos, altos, tenores, barítonos y bajos, sino que destacaban individualidades como si de un grupo de amigos de taberna se tratara.
Esto al tratarse de un coro de aficionados que habitualmente se dedican a otros menesteres y no a la música no es criticable; pero a menudo esto ocurre también con las bandas de música, donde suenan bien los instrumentos individualmente pero no así el conjunto. Me explicaré. Estaba escuchando la Rapsodia Húngara de F. Liszt a una banda de música y en el preludio, encargado instrumentalmente a los instrumentos de sonido grave, se distinguía perfectamente que había tubas, fagotes, bombardinos, saxos barítonos, cellos y contrabajos; no sonaba el grupo homogéneamente como debía. Me preguntaba. ¿Qué ha ocurrido con las bandas de música, incluso con las profesionales? ¿Acaso a fuerza de interpretar música anglosajona y original para banda, se ha perdido esa sonoridad propia de los conjuntos de mi tierra? ¿Faltan horas de ensayo, no están suficientemente bien preparados los jóvenes directores? ¡No comprendo qué ocurre! Hace un tiempo las bandas intentaban imitar el sonido orquestal, y en cierto modo se consiguió. No, tampoco es eso; una banda no es una orquesta ni muchísimo menos; pero el éxito, el logro mayor de nuestras bandas fue que se consiguió una sonoridad tan peculiar que las bandas habían abandonado el sonido de fanfarria propio de los grupos de viento y percusión creando lo que después hemos llamado banda sinfónica. Precisamente ahora que casi ninguna banda interpreta sinfonías. Siento decir que hoy desgraciadamente no es así. Las bandas de mi tierra han perdido su sonoridad, que las distinguía, y se han convertido en orquestas, pero de vientos y percusión; no se trata de verdad de una banda sinfónica con su sonido de antaño que la hacía singular, única.
Escuchaba decir a un joven director que su orquesta era pequeña, y que debido a los recortes de la crisis que nos atenaza, no le permitían contratar más músicos y por lo tanto no podía interpretar a Mahler, yo no salía de mi asombro ¿Acaso una orquesta es mejor o peor por no tener plantilla para interpretar la sinfonía “el Titán” u otra de las mismas características orquestales? Recordemos, que la citada sinfonía se estrenó en España en los años 70 del pasado siglo, como Cármina Burana de Carl Orf y lo hizo la Orquesta Sinfónica de Bilbao (B O S) a las órdenes de un jovencísimo Rafael Frübeck de Burgos, director que posteriormente ocupó el podio de la Orquesta Nacional de España (O N E). Hasta entonces las orquestas españolas no habían interpretado nunca esa clase de música, y no por ello eran mejores ni peores, pero según la opinión de nuestros jóvenes directores, parece ser que la orquesta que no puede interpretar a Mahler no es orquesta, cuando según mi modesta opinión, resulta muchísimo más difícil interpretar a Haydn, Mozart, Beethoven Schuman, o cual quiera de los clásicos,  románticos, e incluso música española que tan abandonada la tenemos, que la obra sinfónica de G. Mahler. La música española es la gran desconocida puesto que brilla casi por su ausencia en el repertorio de casi todas las orquestas españolas, cuando un servidor conoce interpretaciones de sinfonías de Beethoven, de Mozart y muchísimo más de Mahler, que con plantilla o sin plantilla, han dormido al auditorio, interpretaciones como las citadas anteriormente del coro del pueblo anteriormente citado, falto de cuanto una  interpretación ha de poseer para ser atractiva, artística.    

Las bandas de mi tierra han sufrido una transformación total, tanto que es irreconocible hasta el programa, con títulos en inglés hasta en el 80% del repertorio. Nuestro género nacional “La Zarzuela”, ha desaparecido del repertorio de nuestras bandas, ¿Por qué hoy día no se interpretan zarzuelas? La música española se salva del repertorio bandístico gracias a los pasodobles, aunque esperemos que a los compositores extranjeros no les dé por componerlos, en caso contrario estamos perdidos los españoles. ¿Dónde, en que banda  se interpretan aquellas maravillosas fantasías y selecciones de zarzuela instrumentadas  para banda que hacían las delicias del auditorio incluso de los extranjeros que nos visitaban? ¿Dónde aquellas maravillosas transcripciones de oberturas, poemas sinfónicos, sinfonías… llevadas a cabo por nuestros grandes directores de las bandas de nuestra tierra? Nada que objetar en que se interprete toda clase de géneros musicales, en especial las obras creadas para banda sinfónica, pero sin abandonar todo cuanto nos ha distinguido en el mundo de la música, cuanto nos ha hecho singulares, únicos.

Esperemos que todo esto que acaece en el mundo de la música sea cuestión de modas, pase y volvamos a la sonoridad peculiar de nuestras bandas que nos ha distinguido en el mundo de la música y que vuelvan a ser un conjunto trabajado, elaborado, que no suene a “big band” americana, que haga las delicias de todos; y que nuestros jóvenes directores no basen sus ansias en las grandes obras sinfónicas, pues para muchos aficionados entre los que me encuentro, Beethoven sigue siendo nuestro compositor preferido y no precisamente sus obras sinfónicas, sino sus cuartetos con la gran fuga. ¡Ah! en todos los conciertos, ¡¡POR FAVOR!! música de los compositores de nuestra tierra, y por supuesto, alguna de las tantas y maravillosas obras de nuestro género nacional que nos encantan ¡LA ZARZUELA!